La llamada
'piedra crepuscular' o 'miniatura de crepúsculo' consiste en una pintura
polícroma sobre piedra blanca de origen pliocénico, fechada alrededor del 17000
aC, cuando la península ibérica se encontraba en plena cultura solutrense. Fue
hallada entre varios restos de la llamada industria lítica en el yacimiento de
Altamira, y de entrada pasó desapercibida hasta que el estudioso francés
Lagarchette apuntó el primero que las formas y colores no eran casuales y que
de hecho estaban hechos de pigmentos naturales de óxido de hierro rojo.
La piedra, de
3.5 cm de largo y 1 cm de ancho, parece representar los colores de un
crepúsculo, aunque los estudiosos no se ponen de acuerdo si se trata de la
mañana o del atardecer. Es una de las piezas más apreciadas y reveladoras del
arte no figurativo prehistórico, y ya indica la capacidad de abstracción, detalle y
ensueño de los primeros artistas homo
sapiens, hasta el punto que se ha sugerido que la piedra cumpliría alguna
función shamanística, como vínculo entre el portador y las esferas alucinatorias
contenidas en la miniatura. (Wikipedia)