Sueño del 25 de octubre


He escrito un cuento de ciencia ficción. Aunque me muestro desanimado con el resultado, Mar me dice que el cuento gustó a quienes lo leyeron. Yo sólo recuerdo el final del relato, que visualizo claramente: un astronauta camina por una llanura de luz blanca, seguramente la superficie de un planeta, en dirección a un punto azul suspendido en el horizonte. La oscuridad del espacio es patente en torno al astronauta. Pienso que ese final es algo abstracto y quizás demasiado poético para una narración en prosa.



Extracción

de la piedra de la melancolía.




Sueño del 15 de octubre


Tengo un hermano con el que corro y salto por los tejados. Somos niños. Cuando queremos bajar, es imperativo hacerlo de toldo en toldo por un patio interior. Me asomo y veo a mi hermano mucho más abajo, en un toldo verde, y le pregunto si la tela resistirá la caída. Me asegura que sí, sin prestarme mucha atención. No veo claro cómo hacer el salto hasta donde está él sin matarme y, de alguna manera, mi vértigo modifica la fachada del edificio, ahora hay más asideros y menos distancia hasta el suelo. Cuando ya estamos abajo se revela que hay una disputa pendiente entre nosotros y que es necesario pelear para resolverla, casi a modo de duelo. Entonces ya no soy mi hermano, sino un amigo del hermano que era yo. Él sigue siendo un niño, yo soy adulto. Para la pelea, se escoge el patio de un colegio, en teoría cerrado. Es de noche pero aparecen muchos espectadores espontáneos. El hermano al que apoyo no parece muy seguro, ha traído un montón de trastos inútiles (unas vigas, un teclado electrónico enorme) en un carro de súper y se le van cayendo. Mi amigo Andrés y yo le ayudamos a sujetarlos. La pelea va a empezar y un poco en broma lo presentamos a la multitud como un luchador, inventándonos nombres intimidatorios. Yo lo llamo 'El humano', seguramente porque, advierto sin sorpresa, tiene el tejido muscular a la vista, sin piel. Andrés quiere inventarse otro apodo y dice 'El morfa...' 'Huesos', acabo yo, que quiere decir el 'comehuesos'. Cuando va a empezar por fin la lucha aparece un profesor negro (de hecho el actor Bill Nunn) y amenaza con llamar a la policía, furioso. Entonces estoy viendo un documental sobre estos hermanos, en el que se aclara el origen de la disputa: un hermano pensaba que el otro le había escondido el mando a distancia de la tele, cuando en realidad el perro de ambos lo había enterrado en el jardín. Sé que el documental tiene un desenlace muy triste pero antes de que acabe despierto.


Dieux gart



Guido da Lange, Dieux gart (rondeau)


Dieux gart qui bien le chantera,
que c’est pour l’amour de ma dame.

Or boyve primier qui faudra
Dieux gart qui bien le chantera.

Ma dame veut qui bien dira
qui fait toute s’amour, par m’arme.

Dieux gart qui bien le chantera,
que c’est pour l’amour de ma dame.


Un poema de Enric Casasses


De Començament dels començaments i ocasió de les ocasions

En la isla (4)



Por eso, al ver estas dos piedras allí, me costó poco pensar: 'Casco de guerrero talayótico junto al perfil de su caballo, c. 1000 a. C.'




En la isla (3)

Recinto de taula

En una carretera de Menorca llamada Binisafuller, cerca del pueblo de Sant Lluís, es posible visitar un conjunto arqueológico que lleva el nombre de 'recinto de taula'. Se trata de una denominación exclusiva: en Menorca, los restos de este tipo tienen una gran T central que los diferencia de los de Mallorca y que popularmente se conocen como 'taules'. El recinto habría sido construido durante la época postalayótica, es decir, pasado el primer milenio a. C., y tendría la función de lugar de culto del poblado más cercano. Se han encontrado restos de cenizas y humo de una gran hoguera, y se conjetura que estos son los restos de un 'ritual celebrado en verano, donde se sacrificaban animales jóvenes'. Algunas partes fueron reconstruidas tras las primeras excavaciones, para recuperar la impresión original.

A pesar de estar justo al lado de la carretera, en un cruce de sentidos, es fácil abstraerse una vez se cruza el muro bajo de piedra que rodea el conjunto. Puesto que este recinto estaba al descubierto, lo sagrado del lugar no dependía tanto de la congregación (fuera cual fuera) sino del mismo espacio natural, que cobijaría, a parte de animales, a los demonios tutelares. Esa impresión de límite, de suelo fronterizo entre mundos, se mantiene todavía. Las piedras rectangulares, blancas, en especial la T central, son totémicas, como pequeñas casas de dioses. Los muros circulares, la disposición de las rocas en la colina verde, los árboles que se ciernen, permiten, especialmente al atardecer, fantasear con que nada responde al azar de los siglos ni a la intervención moderna, y que la magia del templo es accesible aún para mí, por mucho que fuera un templo abierto o precisamente por eso.





En la isla (2)

Rama dorada.





En la isla (1)

Apagón, anoche.