En la isla (3)

Recinto de taula

En una carretera de Menorca llamada Binisafuller, cerca del pueblo de Sant Lluís, es posible visitar un conjunto arqueológico que lleva el nombre de 'recinto de taula'. Se trata de una denominación exclusiva: en Menorca, los restos de este tipo tienen una gran T central que los diferencia de los de Mallorca y que popularmente se conocen como 'taules'. El recinto habría sido construido durante la época postalayótica, es decir, pasado el primer milenio a. C., y tendría la función de lugar de culto del poblado más cercano. Se han encontrado restos de cenizas y humo de una gran hoguera, y se conjetura que estos son los restos de un 'ritual celebrado en verano, donde se sacrificaban animales jóvenes'. Algunas partes fueron reconstruidas tras las primeras excavaciones, para recuperar la impresión original.

A pesar de estar justo al lado de la carretera, en un cruce de sentidos, es fácil abstraerse una vez se cruza el muro bajo de piedra que rodea el conjunto. Puesto que este recinto estaba al descubierto, lo sagrado del lugar no dependía tanto de la congregación (fuera cual fuera) sino del mismo espacio natural, que cobijaría, a parte de animales, a los demonios tutelares. Esa impresión de límite, de suelo fronterizo entre mundos, se mantiene todavía. Las piedras rectangulares, blancas, en especial la T central, son totémicas, como pequeñas casas de dioses. Los muros circulares, la disposición de las rocas en la colina verde, los árboles que se ciernen, permiten, especialmente al atardecer, fantasear con que nada responde al azar de los siglos ni a la intervención moderna, y que la magia del templo es accesible aún para mí, por mucho que fuera un templo abierto o precisamente por eso.





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