Una cosa por
otra. Dame un niño que no llega a la mitad de la cama. Abre la puerta a
medianoche y mira el destello de su corazón sobre la sábana. Él cuenta con esta
mirada, con la coraza que le falta. Cada noche es la primera.
¿Qué puedo
decirte? Cuando despierte y alcance las cercanías de tu edad, te dirá que
dudaste, que nada sintió de tus cuidados. No vendrá a llamar a tu cuarto. Una
cosa, te pedirá, dame una cosa por la otra.