A menudo he hablado contigo
bajo el gélido cielo, y te he contado
cómo querría que fueran las cosas.
Quizás escoja palabras impropias
o no conozca el orden que prefieres;
pues aunque no estés, puedo sólo
imaginar que callas y te vas, sereno
como un arroyo hacia la noche.
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