Cristalizaciones
Basilio Sánchez
XX premio de poesía Ciudad de Córdoba
'Ricardo Molina'
Hiperión, 2013
94 páginas
Lo que queda del cristal
Se ha dicho que el tema último
de todo poema, detrás de la superficie y de la anécdota que quizás lo motivara,
es la poesía. Es decir: escribir un poema implica posicionarse ante un estilo y
una tradición, tomar unas decisiones y descartar otras, y resolver el pequeño
problema de la escritura mediante una poética ad hoc para el texto en cuestión. En Cristalizaciones, Basilio Sánchez reflexiona abiertamente sobre esa
condición metaliteraria de los poemas a la vez que busca un lugar seguro en el
mundo para la escritura y el lenguaje poético.
Cristalizaciones es ante todo un libro solemne
y, si no pesimista, al menos oscuro. El tono, uniforme durante las tres
secciones que lo componen, no deja lugar a dudas: 'sobre los inocentes, /
dormimos los culpables: nuestras casas se apilan / como cajas en los
aserraderos, / como contenedores en los muelles' ('Cementerio judío de Praga').
En ese sentido, dos son las grandes preocupaciones del libro: la angustia de la
condición humana, la angustia de la escritura dentro de la condición humana.
Por un lado, es constante un cierto sentido de irrealidad, como en 'Los días
laborables': 'Para aquellos que son como nosotros / no se tiene bastante con la
vida. / Nunca fue suficiente no estar muerto'; o en 'La llama alta': '¿Y si
estuviésemos equivocados / y lo que hemos creído que era Dios / fuese,
precisamente, aquello que no es?' La vida es, en este libro, un paisaje
nocturno lleno de dudas (aunque con algo de agua árabe al fondo, como en
'Música de cuerda' o 'Zéjel') donde el hombre tantea los significados en busca
de un incierto origen. Por otro lado, está la preocupación por la función del
lenguaje y de la poesía. 'Los trabajos de Sísifo' es un buen ejemplo de poética:
'cuando escribo / llevo también el peso de los otros, / llevo el peso de las
cosas que existen / y de las que no existen.' El poeta es un alquimista capaz
de crear 'la ilusión de una puerta' donde hay un muro, es decir: tiene el poder
de fingir que tiene poder. Lacónicamente, Sánchez no esconde que 'la escritura
interrumpe / la naturalidad de la existencia', pero también le concede la
propiedad de hacer que la vida sea más asequible, incluso a través de la
vulnerabilidad.
Queda
claro que esta es una poesía de ideas, donde predominan largas palabras
abstractas que quizás dejen algún verso cojo, sobre todo leído en voz alta. A
pesar de la prosodia, que no es el punto fuerte de este libro, hay muchas
imágenes memorables, hechas para quedar: 'El buscador de sombra / reconoce en
un árbol su majestuosidad, / pero elige en secreto su pobreza'; o 'No hay nada
irreparable, / salvo lo que los muertos se dicen a sí mismos, / resignados y
anónimos, debajo de nosotros.'
Cristalizaciones no es sólo un libro
reflexivo: es un libro sobre el acto de reflexionar y sus consecuencias. El
hombre está desplazado de la creación, y es a través del lenguaje que se hace
consciente de esa distancia; sin embargo, es gracias a la alquimia azul de la
poesía que, de alguna manera, puede recuperar sus estratos más profundos,
conservados en él como en cristal.
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