Parece que Orson Welles dirigió una película en la que interpretaba a
un gigante durante la edad media. En la primera escena del film, en blanco y
negro, se ve al gigante despertando en un bosque. Se levanta con mucha
dificultad, apoyándose en los árboles, y se ve cómo el bosque tiembla entero, a
punto de desplomarse. El gigante empieza a caminar y queda claro que, aun sin afán
destructivo, la vida humana no significa mucho para él. Llega a un molino al
lado de un río e intenta servirse agua de la rueda, sin éxito. Coge un caballo
que acababa de beber y lo exprime sobre su boca abierta. Mientras miro al
gigante, ya dentro de la película y a su lado, me doy cuenta de que la gran
tragedia de un gigante es jamás poder dormir bajo un tejado. Pienso en lo
triste que debe ser dormir siempre a la intemperie. Entonces se ve pasar por
allí cerca un cortejo real. Recomiendo al gigante Orson que se esconda tras una
colina, porque lo verán como una amenaza. Pero él piensa que el rey quizás
pueda proporcionarle un lugar donde dormir (mis preocupaciones se han hecho
suyas). Así que se deja ver y el cortejo inmediatamente se dirige hacia nosotros.
El rey va delante, en una caravana del oeste. Su cochero tiene la cara más
hostil que he visto nunca.
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