IBLIS



Sé muy bien qué significa
que haga tanto calor.
La mano se ha dejado ir,
esa que me dio un contrato

que cumplir, o sea un techo
y el sol en contra. Es Iblis
liberado, mediodía
cegador, hecho todo

un susurro con los árboles
de la ciudad. No me dicta
malos consejos. Confía
en que sabré yo solo

hasta los pies bajar
las rodillas, sin quejarme
a un amo que me place.
Y esa fe, yo puedo dársela.

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