Una falsa traducción de Rilke




Tú no vienes
a la boca que teme llamarte.
Estos, los silenciosos,
se admiran
del desnivel de tus manos
sobre su mesa.

Y cuando envías a los tuyos
bajo caras de hombre
tampoco saben ayudarles:
callados porque saben más
vienen de la región construida,
fulgurando
desde el este de las grandes nubes
incendiarias.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.