Antes de que el Jordán abandone
esta tierra ven a probarlo
conmigo.
Lejos del camino, atrás el hollín
de la servitud, en su margen
fresca
donde las piedras murmuran
transparentes hunde las muñecas
hasta no sentirlas, cercenadas,
hasta dejar sólo cristal.
Así, donde prosigue tu vida,
todas las cosas que has tocado
tiemblan, y se levantan pulcras.
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