Esta parte de la historia
de la ciudad, donde uno
se sienta por la noche
a pensar cosas únicas y puras,
es una repetición. Esta ciudad
está gastada. Esta imaginación
ha tenido ya muchas novias.
Las ventanas se apagan y encienden
como un calendario de horas.
Las grandes visitas, las que no tienen
copia,
por un rato se quedan
en el polvo y el aire.
Se hacen visibles cuando se van.
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