Mi amigo Andrés me cuenta que durante la Edad Media, algunos niños nacían
con ramas monstruosas en la cabeza. La madre moría durante el parto,
desgarrada, y se consideraba que el niño era un engendro del diablo, de quien
habría heredado la cornamenta de madera, en realidad más parecida a la de un
ciervo. Me dice también que las pinturas de Goya sobre aquelarres, en las que se
ve a un gran macho cabrío, hacen referencia a esto. El fenómeno era llamado
'nacimiento de fuego', por el dolor que provocaba. Mientras hablamos, veo
perfectamente los cuernos de madera, retorcidos, en la cabeza de estos niños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.