La mayoría de habitantes de Barcelona se ha convertido en hombres lobo (en el sueño, por alguna razón, se les nombra en inglés, werewolves). Yo estoy en casa de mi madre, donde se han instalado unos cuantos. Todo está en penumbra. Duermo en mi antigua habitación, con el temor permanente de que uno de ellos entre; sin embargo, considero que dejar la puerta entornada es suficiente protección. Mi madre entra y sale un par de veces, y no se muestra nada asustada: parece que los werewolves acostumbran a estar en reposo. Entonces dice: 'Vaya, parece que uno ha olido la canela.' Entiendo que se refiere a un café con canela que ella estaba preparando y que ha despertado el instinto de alguno. La hago entrar en la habitación y justo cuando cierro la puerta veo una sombra que nos acecha. Yo estoy alarmado, mi madre sigue tranquila. Le pregunto cómo son estos hombres lobo. Dice: 'No sé, tienen una cabeza muy grande y un cuerpo muy fino...'
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